30 de septiembre de 2008

Bostezos de sexo.




Qué pereza me da follar con extraños, oye.

Hacía tiempo que no me tenía que plantear yo este tipo de cuestiones, pero me he dado cuenta de que estoy de un pasotismo que asusta y tira pa´trás, maripuri.

No soy yo de esos que quedan con alguien por chat para echar un polvo de urgencia, ni de esos que intercambian dos miraditas con alguno y, hale, para el catre. Debo reconocer que para esos menesteres soy un poco mojigato y tradicional. Que más quisiera yo que no tener reparos en intercambiar dos palabras y, acto seguido, intercambiar fluidos corporales como quien comparte una bolsa de palomitas en el cine. Lo confieso, soy algo opusino en ese sentido (¡que alguien me lo saque de dentro, por favor!).

Y ya es mala suerte que mis "ex" apetecibles vivan lejos y no estén más a mano, porque con ellos no me importaría quedar de vez en cuando para follisquear (con el último no, claro). Ya sé lo que les gusta, ya saben lo que me gusta, dónde, cómo, con qué y no tengo que ir de detective Gadget en camas ajenas y que se repitan escenas como: "¡¡Adelante Gachetodedo!!" y oír "¡Ah, no, que mi culito no se toca!" o cosas por el estilo. Qué pereza, virgensanta, qué pereza.

El ligoteo sexual implica predisposición y dotes comerciales, cosa que yo ahora mismo no tengo... Por poner un ejemplo sería algo como: "¿No te apetece probar mi tracción trasera? Es ideal y funciona realmente bien", o "¡Rápido!, invierte en mí, soy un valor seguro y con la polla en alza", o también "Bienvenido a la república independiente de mis sentimientos. Esto es sólo sexo", o "Yo soy pirolítico, por la mañana te levantas y la cama estará limpia, ni rastro de mí". Algo así.

Mira que me empeño en poner las cosas difíciles, porque no lo son tanto, os lo aseguro. Follar es relativamente fácil en el mundo gay..., eso sí, follar bien y con calidad es otro cantar. Otro concierto muy diferente.

En fin, esta visto que no tengo salida... Salido sí, de eso sí que tengo mucho.

25 de septiembre de 2008

Soportándola.


Ángeles terribles me acompañan esta noche. Es la soledad que lleva alas en la espalda y rizos rubios. La miro y pienso que por mucho que se disfrace la reconozco a leguas. No me engaña.

Tampoco llega a ser dolorosa, sólo molesta, quizá escuece, pero basta con soplar en la herida para que se calme. Y, en realidad, no soplo, simplemente susurro palabras que sé que sirven de mercromina para que cicatrice.

Mírala, revolotea con sus alas encima de mi cabeza deplegando ese olor naftalínico que tiene la melancolía. Y yo sin mascarilla.

El móvil se ilumina y saltó del sofá como si fuera un resorte. Miro la pantalla y leo "Batería baja". Argh, hasta el móvil me hace la puñeta esta noche. Hijodelagranputa.


14 de septiembre de 2008

Juego de adultos.



No quiero escribir sobre como, nada más llegar, la habitación me pareció desierta de sus cosas y todo, repentinamente, se convirtió en un triste agujero negro que en vez de absorber todos los recuerdos me los devolvió de sopetón y en plena cara.

Tampoco voy a hablar sobre las perchas huérfanas, los cajones llenos de aire, la cama desnuda y demasiado grande, las sombras chinescas de la pared que parecían mofarse de mí... No, no quiero.

En realidad no quiero hablar, ni quiero que me hablen de él. Esos momentos ya pasaron, pertenecen al pasado. Todo está dentro del saco de las decepciones, ese que pesa más que los otros y que un día lancé al océano de las lágrimas saladas. Ahí está bien.

Ahora vivo la vida como un juego de Lego, intento encontrar piezas que me valgan, compruebo que encajan y voy construyendo poco a poco. Apenas he empezado por la base y me está costando horrores, pero nunca nadie dijo que fuera fácil.

Si tenéis alguna pieza repe ya sabéis. Os lo agradeceré eternamente.


9 de septiembre de 2008

Con "v" de ...


La "v" de la palabra volver siempre me pincha con su vértice en el lado izquierdo del corazón y en el derecho de la cabeza.

Mañana vuelvo. Mañana notaré el pinchazo.

Mañana mientras duerma los fantasmas me rozarán con sus sábanas en la cara y, aunque intente evitarlo, escucharé "te quieros" olvidados bajo el sonido sordo de las cadenas fantasmales que se arrastran por mi columna vertebral.

Mañana escarbaré en los cajones que un día fueron suyos para encontrar una pista o, quizá, un agujero donde poder esconderme los días que le eche de menos. Agazapado. Muy callado. Pequeñito. Mientras respiro.

Mañana vuelvo a Valencia, que también empieza por "v", y lo hago para intentar limar ese vértice y que no me pinche más. Echaré mano de alguna lima marca "valentía" que, al fin y al cabo, también empieza por "v". Ironías de la vida.

Y no hace falta que llegue mañana para llorar con este vídeo. Hoy es un buen día para hacerlo.


Sigur Ros - Viorar vel til Loftarasa

7 de septiembre de 2008

Yo te bendigo en el nombre de Armani...


Tengo resaca de caviar. Es normal teniendo en cuenta que ayer fui a un bautizo de esos pijos celebrado en un resort para turismo residencial dónde los extranjeros pueden jugar al golf y vivir en medio de la nada con todas las comodidades y lujos habidos y por haber.

El caso es que no me gustan las celebraciones familiares multitudinarias, y no es que mi familia sea pija, todo lo contrario, los pijos son "los otros". Sólo hay que buscar el corrillo de "machos" bebiendo cubatas y hablando de futbol a gritos... Sí, esos que balbucean cosas ininteligibles con la cara roja son mis familiares.

Estuve hablando de cosas triviales y estúpidas con gente que hacía siglos que no veía y que tampoco tenía ganas de ver, aunque siempre hay alguna excepción por ahí suelta que te alegra encontrar y que tiene una sonrisa de las de verdad.

Y mi primo (el del bautizo) llora con un "O sea es que, ¡buaaaah!" muy sonoro mientras me doy cuenta que uno de los camareros me está mirando más de lo normal con esa mirada de "Sí, sé lo que eres", y entonces le devuelvo la mirada en plan "Yo también sé lo que eres tú, ¿qué te crees?", y así nos tiramos toda la comida, miradita tras miradita. El único contacto verbal que tuvimos fue cuando me preguntó "¿Quiere usted vino tinto, señor?", "Sí, en la punta de tu polla", estuve a punto de contestarle, pero simplemente le dije "No, gracias". Maldita sea.

Y nos pusieron un satay a la salsa de no sé qué y que, traducido, era pollo pinchao en un palo, y solomillo rodeado de panceta a la vinagreta con piñones, que resultó ser dos mini-medallones de carne que me dieron ganas de ponerme uno en cada ojo (que seguro que cabían), levantarme y decir "Bip, bip, me voy al mcdonald de mi planeta, ¿alguien se viene?"

Y al final de la jornada van y me encasquetan un centro de mesa para que lo baje, siendo que no hay nada más cutre que llevarse los centros de flores de las bodas. Ya en la calle me cruzo con un grupo de jovencitos extranjeros rubios, fibrados y buenorros y uno de ellos, mirando a las flores, me dice "Oh, ¿It´s for me?", a lo que le contesto "Yes, it´s for you", pero pasan de largo sonriendo de buen rollo mientras me quedo mirando una flor lila que está a punto de quebrarse y caer al suelo justo igual que mi santa paciencia.


2 de septiembre de 2008

Tiene narices...


Ayer vi su nariz. Sí, simplemente su nariz en la cara de otra persona que no conocía de nada, pero era la misma..., era la suya. No había duda.

Después de quedarme un rato mirándola le hice un saludo con la mía, como moviendo las aletillas intermitentemente, pero pareció no darse cuenta, siguió recta y distraida en el rostro de aquel chico llamémosle "X". Estoy seguro que era la suya. La reconocería hasta en el fin del mundo de las narices perdidas.

Esa misma tarde me tomé un granizado de yogur y frutas del bosque con mi amigo E. El caso es que, en un momento dado y debido a que todavía no ha empezado el instituto, nos encontramos totalmente rodeados de jovencitos con las hormonas alteradas y granos en la cara y unas jovencitas de pintalabios suave y pendientes de aro e, irremediablemente, me dio por pensar en mis años mozos.

Llegé a la conclusión (y así se lo dije a E.), que he perdido mucho tiempo en mi vida, sobre todo a esa tierna edad. Me he perdido tantas cosas que sería incapaz de enumerarlas, y todas por voluntad propia ya que en esos momentos no veía más allá de las paredes de mi habitación (ni quería, yo estaba en mi armario creyéndome el único gay de este mundo). "¿Algo tendrás que haber hecho?", me preguntó E., a lo que conteste que sí, "mirarme la barriga".

E., escrutándome con cara de circunstancia mientras se tomaba su granizado de sandía, me dijo "Pues mira, eso que tienes hecho. Seguramente estos chicos llegará un momento que tendrán que pararse, poner el freno y mirarse la barriga un tiempo. Y tú eso ya lo tienes hecho, ¿no crees?".

La verdad, nunca lo había visto desde ese punto de vista. No sé si E. tiene razón o no, lo que está claro es que a estas alturas no me voy a poner la gorra para atrás, coger un monopatín y lanzarme a la calle a bebérmela cual calimocho..., me basta con pensar que no he malgastado tantos años de mi vida y que, de alguna manera u otra, sirvieron para ser como soy y saber lo que sé... No hay nada como cambiar la perspectiva de vez en cuando. Yo creo que deberíamos cambiarla igual que hacemos con la ropa interior. En ocasiones las perspectivas que tomamos se nos pegan en la entrepierna y molestan.

Y es que hay veces que tiene que venir alguien y darte un toque de atención para darte cuenta de las cosas... Aunque sea la nariz de un desconocido. Aunque sea un amigo que te mira a los ojos con granizado de sandía en la comisura de los labios.