18 de mayo de 2017

La contradicción con botas de montaña.



¿Habéis quedado alguna vez con un grupo de gente que se junta para hacer senderismo y actividades por el estilo? Yo no. Siempre he tenido prejuicios, lo confieso. El caso es que al ser una persona un tanto contradictoria, he decidido ir el domingo a una excursión junto a dieciocho maricones más para hacer una ruta por la montaña. Facilita, eso sí.

La idea surgió del amigo de una amiga. A priori me presentaron a ese chico intentado que fuese mi "futurible pareja", pero nada más conocerlo me di cuenta de que no teníamos nada que hacer. Y uno, aunque aparente lo contrario, aprende a que aunque esa persona tenga trabajo, casa, coche y cara de buena peña, no es suficiente. No tengo nada en contra de la gente políticamente correcta, pero a mí lo incorrecto me la pone dura. No lo puedo remediar. El caso es que este chico ha organizado un grupo para salir a cenar, tomar una copa, ir de senderimo y cosas así (nada de gang bangs o bukkakes colectivos). "¿Por qué no lo pruebas?", pensé peinándome las dudas con secador para que se fueran lejos. Y así voy a hacer.

No soy una persona demasiado tímida. Considero que tengo hablidades sociales suficientes para lidiar con dieciocho gays, pero lo que de un tiempo a esta parte me viene faltando es curiosidad para conocer a gente nueva y, sobre todo, tolerarlos. Quizá es porque me estoy haciendo mayor, pero cada vez tengo menos cuerda para las personas y enseguida la suelto para que se caigan por el precipio del olvido.

No sé si en el coche de camino a hacer la ruta pondrán la canción de "En el coche de papá" o alguna de Mari Trini o de María Dolores Paredera, pero simplemente las fotos y los comentarios de algunos de los participantes me hace tener una idea preconcebida sobre ellos. Maldita raza humana esta que somos. 

Envolveré las expectativas con papel de aluminio y las meteré en el fondo de la mochila junto al bocadillo de jamón con tomate. Intentaré no tirar a nadie por el precipio de la indiferencia. Ah, y también prometo no mear detrás de un arbusto y mirar a alguno de los participantes con ojos golosones para que vaya y me la chupe.