23 de diciembre de 2011

Como música sin sonido.


Recuerdo que de pequeño me quedaba embobado viendo a mi tío Julián tocar el piano que tenía en el comedor de su casa. Sin embargo, no eran las notas musicales lo que me hipnotizaba y me dejaba con cara de idiota, sino el sonido que hacían sus uñas puntiagudas al tocar las teclas. Era como si decenas de cuervos se pusieran a picar en el suelo a la misma vez. Un sonido seco que creaba su propia música al margen de la de verdad... Algo así como música fúnebre.

Ayer el sonido de un semáforo me pareció el de un aparato de esos que se conecta a un medio moribundo para saber si vive o muere, si cruza la línea hacia quién sabe qué. Y me ha dado por pensar que es porque la ciudad está a punto de morir, por eso suena así. Y todo el mundo pasa de largo sin hacerle el boca a boca, sin ni siquiera darse cuenta del agonizante estado de lo que nos rodea... Algo así como música en decadencia.

Hoy he escuchado como sus expectativas crujían junto a sus brackets, y me he quedado con cara de tonto, como si escuchara a mi tío Julián tocar desde el ultramundo. Y es que muy a menudo las expectativas rechinan, como si comieras gravilla a dos carrillos. Y a él le resulta extraño mi silencio, mi cautela, mi reserva, pero la vida me ha enseñado que lo que rápido empieza, rápido acaba... Algo así como la música sin sonido.


15 de diciembre de 2011

La culpa fue de Gus.


Me comió la polla en la butaca de atrás de aquel cine y también mientras escuchábamos a la Pantoja de fondo. Fue algo extraño y no precisamente en ese orden ni en el mismo momento, así que va ser que mejor me explique.

Hace tiempo que quedo con la gente como si comiera pipas. Atrás quedaron esos momentos de tensión, nervios e incertidumbre por lo que te ibas o podías encontrar. Ahora es todo más automático, como cuando despegas la etiqueta de cualquier botella y sabes que, seguramente, no se despegue del todo, sino que quedará ese papel blanco pegado que lo afea todo. Pues igual.

Tengo por norma no follar en la primera cita pero, ¿por qué no en la segundo si te cae bien y te da morbo? El caso es que no era la idea que llevaba en la cabeza pero, por si acaso, me puse unos calzonillos monos (contradicciones de la vida). Después de cenar una pizza donde los cuatros quesos era más bien uno y medio, la peli de Gus Van Sant se hizo tan aburrida que acabé desabotonándome los pantalones y bajándomelos a la altura de los testículos (tras unas besos y unas caricias, claro, que no soy tan suelto). Habría estado bien que me hubiera cogido la polla entre sus calientes manos, la hubiera acercado a su boca y dijera: Fin de trayecto. Y entonces la dignidad habría salido de mi uretra y bajado lentamente las escaleras del cine con miedo a tropezarse, sin embargo sólo aproximó su boca a mi prepucio y se lo tragó una y otra vez hasta que la hizo suya, toda entera, resbalando en su paladar como quien baja una montaña escarpada, con cuidado, meticulosidad y ansías por llegar abajo.

Lo siento, Gus Van Sant, pero si hubieras hecho una peli más entretenida estas cosas no me pasarían...

20 de noviembre de 2011

Masajeando miedos ajenos.


Le masajeé su pie cristiano mientras que con el otro me tocaba la polla rítimicamente y me decía "Ay, perdona, pero es que me haces cosquillas y no puedo evitar moverlo", intentando autoconvencerse de que eso no era lo que verdaderamente era.

Mis manos recorrieron su cuerpo de hetero curioso desde la espalda hasta los pies. "Bueno, si te molesta me puedes quitar la toalla", me dijo tan inocentemente como el movimiento de mi mano apartando aquel trozo de trapo que me resguardaba de lo más íntimo de su cuerpo.

Quiso disfrazar aquello como un masaje terapeutico con ciertas variantes para que su conciencia luego no le gritara de camino a su colegio mayor, y yo simplemente le seguí el juego como quien sigue una hormiga para descubrir su puto escondrijo.

"Si me relajo tanto que me duermo avísame, ¿vale?"... Y no sé él, pero su polla no se durmió en ningún momento. Quizá se durmieron sus miedos, sus prejuicios, sus barreras... Quizá los derribé de su piel a golpe de aceite corporal y los hice resbalar muy lejos de allí.

"¿Tienes un cigarro para dejarme?"... Sí, claro que tengo. Llévatelo. Llévatelo y con él llévate tu bucle a cuestas. Quizá se resbale después del masaje, pero lo dudo, irá contigo allá donde quiera que vayas.

Y al final lo único que me quedaron fueron las manos pringosas de morbo y un chorro de su esperma en mi almohada. No sabía a cual de los dos mirar, así que fui yo el que resbalé hacia mi cama, como si yo fuera una mano y mi colchón una espalda, queriendo hundirme y colarme dentro. Muy dentro.

15 de noviembre de 2011

Domingo al vapor.

Lento a veces se destapa aquello que corre presto e invisible por el alma.

Baja empicado haciendo un eslalon lento y pasajero deslizándose por tu desnuda espalda.

Llega al medio de tu pecho y notas como allí se queda cogiéndose las rodillas con los brazosencendiendo
esa maldita llama.

Y, al final, te terminas dando cuenta que una piel sin otra piel es como un invierno cerrado, nevado y sin una puta manta.


5 de noviembre de 2011

De soplidos y zapatos.


Te soplo.

Te soplo y recibes mi aire sin ni siquiera escuchar lo que realmente te quiere/o decir.

No es un huracán de esos que te despeinan y te hacen achinar los ojos mientas pones cara de molestia. Es algo leve, casi susurrante. Una caricia de aire que proviene de mi interior y que se queda en tu exterior, escudo infranqueable repleto de soldados en posición de defensa.

Y me doy cuenta que mis pulmones son inteligentes, así que dejaré de soplar..., que el aire lo necesito yo para respirar profundo y mirar al cielo con cara de circunstancia.

Y me pregunto, ¿por qué cuando metes el pie en una zapatilla sabes si te está bien y cuando conoces a una persona por mucho que intentes meterte en su interior no lo consigues del todo? Con los miles de números que hay por ahí fuera y siempre te queda ancho, te aprieta o, simplemente, no pega con el resto de ti...

Zapatero a tus zapatos... Toshiaki, a por la bombona de oxígeno.

Click.

25 de octubre de 2011

Cartografía sentimental.

Andar por el mundo, nadar por tu mundo, unir puntos entre tu archipiélago y el mío, coger el ala delta y sobrevolar tu océano haciendo una carrera de sueños... Sería bonito crear nuestro propio mapa-mundi, ¿verdad?

23 de octubre de 2011

¿Ducha o baño?


Resulta que los dos tendemos a la melancolía... Yo, concretamente, a esa melancolía etérea que te roza la piel y te la pone de gallina, pero que se va como viene, algo así como una especie de soplido en medio de una noche de verano.

Es parecida a una ducha de gotas finas que dejas correr por tu cuerpo y que, finalmente, se acaban secando por si solas, algo momentáneo, que incluso disfrutas y que luego se va por el sumidero de la ducha. Sin embargo me da la sensación de que él tiende a los baños melancólicos, a sumergirse un poquito más, durante un rato largo, y a hacer malabares para que no le sobrepase el cuello y, así, ahogarse. Es más peligroso, pero también es verdad que es una suposición mía.

¿Y qué pasa cuando saliese del baño melancólico?... ¿Me dejaría secarle con la toalla de las certezas?, ¿podría arroparle para que nunca tuviera miedo de lo que le susurra la melancolía?, ¿estaría dispuesto a acercarse a mí y dejarse secar por mis manos ávidas de darle todo lo que tengo para que nunca más tenga que aferrarse a sus recuerdos?

Tengo miedo.

Tengo miedo de ahogarme, pero no en la melancolía, sino en el fracaso... De nuevo.

17 de octubre de 2011

Nadando en tu luz.


Recuerdo que empecé a besar párpados cuando leí aquella frase en aquel libro que me marcó tanto; "Quién hubiera dicho que al besar los ojos de un hombre se pudiera ver tan lejos".

No sé si ellos se preguntan por qué me suelo acercar a sus ojos y poso mis labios ahí, suavemente. Quizá piensen que estoy loco, que tengo un fetiche ocular o algo así, pero simplemente lo hago para saber cuán lejos pueden llegar a ver.

Hay ojos que tienen tanta luz que me abrasan los labios, ojos que no ven más alla de sus propias narices, ojos que suelen mirar hacia Cuenca solamente, ojos con tantas ansías de buscar que no se focalizan en nada, ojos que hasta cerrados me traspasan hasta lo más profundo.

Sí, tus ojos tienen luz. Porque, no sé si lo sabes, pero eres pura luz. Aunque corro el riesgo que siendo sólo luz me falte la tierra para pisar firme y andar con pasos decididos, el agua para ser el protagonista de "Océano Mar", el cielo para volar alto con los brazos abiertos sin miedo a caer y el fuego para derretirme dentro de tus entrañas. Aún así eres luz..., que no es poco.

4 de octubre de 2011

Sacando de paseo a mi mascota.


A veces se me sale el corazón de sitio. Entonces voy y juego con él un rato (me lo pongo encima de la nariz para que gire un poco), y, así, al menos se entretiene. Luego vuelve a su sitio, quietecito, como si nada...

3 de octubre de 2011

Uno, dos, tres... ¡Acción!


De verdad, ¿soy yo el único que se monta películas en la cabeza que luego se quedan en cortometrajes normalmente dirigidos por “Decepción Fernández De por Vida”?

El caso es que siempre resulta ganador del premio al mejor maquillaje del autoengaño o el de mejor guión de ciencia ficción sentimental. Por goleada, además.

Y no puedo evitar coger la cámara en ristre e inventar en mi cabeza escenas una detrás de otra e ir filmándolas hasta proyectarlas por el entramado de mi cerebro mientras como palomitas de ilusión con azúcar… Quedan tan asquerosamente bonitas.

¿Por qué todo tiene que tener un comienzo, un desarrollo y un final? ¿Por qué no puedo empezar por un final anunciado, crear un giro argumental que se convierta en un principio inesperado y que luego se vaya desarrollando poco a poco?

¿Somos los directores de nuestras propias películas o lo es la sociedad y lo que todo el mundo espera de cada uno?

Madre mía, este puto blog se va pareciendo cada vez más al de Carrie Bradshaw de "Sexo en Nueva York". Me da que voy a tener que escribir algo porno guarro pero ya... Ostiaputa.

11 de septiembre de 2011

El rechinar de los engranajes.


Son los sueños y los deseos lo que vamos buscando como un perro que va detrás de la pelota que le tira su amo bien lejos. Queremos morderlos y que no se nos escapen. Son las fauces de la necesidad humana las que aprietan fuerte hasta hacer sangre a quien se ponga por delante.

A él le rechinan los dientes por la noche y, la verdad, me importa una santa mierda..., mientras que no le rechinen mientras me come la polla no tengo problema.

Últimamente tengo miedo porque estoy haciendo del hecho de relativizar las cosas un arte supremo y, quizá, algún día caeré en que nada me importe de verdad. Es algo así como narcotizarse, como fumarse el porro de la indiferencia sentimental. Lo malo que tiene todo es que, al final, acabas convirtiéndote en un yonki de lo tibio. Nada quema, pero tampoco está frío, así que todo termina dando igual.

Y no quiero convertirme en una carnicería de Beirut donde guardan el cerdo en una habitación separada del resto y cerrada a cal y canto. Es decir, no quiero hacer lo mismo con mis sentimientos, no quiero ponerles un candado y tragarme la llave para que nadie pueda abrir la puerta y luego, algún día de algún año, tener que cagarla, que seguro que duele y no me apetece.

Me rechina la cabeza y no puedo hacer que pare.


1 de agosto de 2011

El bufido de la suerte.


La semana pasada se me rompió el frigorífico, esta ha sido la televisión, ayer casi me atropella una moto al cruzar la calle. Ese mismo día una señora que no conocía de nada me miró por mi barrio y me dijo: "Ay, hijo, espero que tengas más suerte que yo...".

No sé si se estaba riendo de mí o quizá leía mi aura, pero el caso es que me entró un mal rollo en el cuerpo como hacía mucho tiempo. No creo en el mal fario, la mala suerte, el mal de ojo ni la sugestión, sólo creo en lo que veo..., y lo que veo es que últimamente todo se tuerce como la curva de un excalestrix.

Ayer vino mi compañera de piso y me contó lo bonito que fue la historia de dos chicos gays que se conocieron en su campo de trabajo (ella es la coordinadora). Vi las fotos y me parecieron ideales, igual que su historia de amor de 15 días (quién sabe si la continuarán en la distancia). Y me dio envidia, y me recordó la mala suerte que tengo en encontrar historias de ese tipo, que te dejan buen sabor de boca y no sólo sabor a semen o a cuerpo sudado.

Y caigo en la cuenta de que la suerte es como un gato... No siempre puedes acariciarla cuando quieres, sino cuando ella se deja.

Mi suerte debe ser un gato muy arisco, de esos que bufan y se les eriza el pelo cuando te ven. Afortunadamente yo de pequeño domestiqué muchos gatos así..., y no sé si esta vez podré. No sé cómo domesticar a la suerte para que, de vez en cuando, ronronee y se restriegue por mi pierna con su suave pelo. No quiero que coma d emi mano..., sólo que no huya de mí.

Lo prometo.

19 de julio de 2011

Nicotina en el corazón.


No me gusta vivir solo, igual que tampoco me gusta haberme enganchado a fumar a estas alturas de la película. Menos aún me gustan los dibujitos que ponen en las cajetillas de cigarrillos. Hoy miraba uno y pensaba que fumar es perjudicial para la salud, de acuerdo, pero las relaciones interpersonales lo son aún más. A ver por qué coño no ponen fotos de gente llorando en la cama, deprimidas en los sofás, mandando mensajes que no deberían o hurgando en facebook ajenos y, a la misma vez, en sus heridas.

¡El fumar no mata!, lo que mata es la soledad, la dependencia, la levedad, las bajas autoestimas, el miedo, la cobardía, la añoranza de lo no vivido y lo vivido. Eso sí que mata lentamente. Quizá no te deja la boca echa una mierda, pero te va destrozando por dentro.

Y sí, ya sé a qué huelo..., se lo pregunté el otro día y me dijo que tenía un olor cálido y protector. Curioso, ¿verdad? Que me lo tenga que decir él, que no tiene ni edad de sacarse el carnet de conducir y que me deje sorprendido por la respuesta tiene cojones.

21 de junio de 2011

Cuestión de piel.


Ellos dicen que huelo bien, pero yo no sé exactamente a qué huelo.

Todos coinciden en lo mismo. Llegado el momento, normalmente estando desnudos en la cama, acercan la nariz a mi piel y dicen la frase de que les gusta como huelo (no es algo puntual, claro, por eso me llama la atención). Y lo más gracioso es que casi nunco uso perfume y mi gel es de lo más normalito del mundo. Así que no sé a qué se refieren.

Sé que algunas mañanas huelo a tristeza, otras a rutina, algunas a alegría e ilusión y las que más, a resignación.

Mi duda podría descifrarse con una sóla pregunta "Oye, ¿y a qué huelo?", pero seguramente me dirían "No sé..., bien.". La gente es poco imaginativa, lo tengo asumido.

Me retuerzo y aspiro en mi brazo, pero quizá estoy demasiado acostumbrado a mí mismo. Ya son muchos años juntos y no suelo olerme, simplemente soportarme.

30 de mayo de 2011

Humbert in me.


Cuando creo que no me puedo sorprender voy y lo hago.

Me da la sensación que estoy jugando con fuego y es probable que, en algún momento, me termine quemando..., aunque dicen que si te prendes la mano con alcohol y lo enciendes no te quemas, sólo arde. Es una buena matización, pero aún así...

La ventana de mi habitación da justo a un jardín de infancia y cuando los niños están fuera no paran de gritar. A veces me dan ganas de salir a la ventana y ponerme a gritar con ellos. Gritar para arder por dentro pero sin que llegue a quemar.

El deseo me consume. Me quemo y ardo por él. Siempre he luchado contra ellos o me he reprimido, pero últimamente me cuesta más. ¿Mis principios arden?, ¿mis valores se queman?

Creo que necesito un extintor pero no sé exactamente dónde está ni qué forma tiene.


19 de mayo de 2011

Media galleta y sabor a pipí.


Hay veces que se me queda un regustillo raro gracias a las cosas que me rodean y pasan. Es una sensación que quieres que se vaya pero que tampoco te importa que esté ahí. Como cuando te comes una polla y sabe a pipí. Pues igual... No sé, algo raro.

Estos días ando pensando que soy adicto a las sensaciónes más que a las personas y eso es peligroso, muy peligroso. Todas las adicciones lo son, incluído el fumar, que hasta tengo tentaciones de empezar a hacerlo, pero no pienso ni convertirme en adicto a la nicotina ni a las sensaciones. ¡Por la gloria de mi madre!

¿No os apetece a veces arrancaros las pelotas y el corazón de cuajo? No sé cual de los dos primero ni en qué orden, pero una vez extirpados de nuestro cuerpo no podríamos tener ni deseos sentimentales ni sexuales. Toda una gozada, al menos para mí, que quisiera narcotizarme para no sentir nada de eso que hace que me complique la vida.

Propongo un master desde aquí, pero no uno de prevención de riesgos laborales, sino de prevención de riesgos sentimentales. Y me forro. Fijo que sí.

Ah, el otro día abrí unas natillas para comérmelas y sólo había medía galleta "María" dentro. La miré con decepción y caí en la cuenta de que podría ser un gran resumen de la vida. Perfectamente podría serlo.

28 de abril de 2011

Mierdajoder. Jodercopón.


Desde hoy ya no existo cibernéticamente... Bueno sí, un poquito, pero me refiero a que esta tarde he aniquilado totalmente mis perfiles de ligoteo. Ya no más citas, ya no más decepciones, ya no más "¿Nos han invadido los marcianos o es que esto es realmente así?", lo cual supondrá mucho menos que contar por estos lares, pero bueno...

Recuerdo que hace muchos años uno de mis mejores amigos me dijo que había asumido que iba a ser soltero para siempre, y me lo decía tan normal, sin ningún toque dramático o a lo Bridget Jones. Y creo que ha llegado el momento de asumirlo también. Lo haría con un porro y una cerveza en la mano, pero estoy en casa de mis padres y no tengo ni droga ni alcohol. Mierdajoder.

Me dedicaré a una vida ascética y pajillera, y en vez de leer los posos del café aprenderé a leer las madejas de semen en mi mano. Observaré como los dibujos de océanos blanquecinos van ahogando las líneas de mis palmas, y es que, no nos mintamos, ¿quién no se ha ahogado alguna vez en esperma? Es decir, ¿quién no se ha sentido perdido entre mares de deseos sin saber realmente lo que quiere?

Que sí, que esto va a cambiar, todo va a cambiar... En fin, a ver cuándo me arrepiento de todo lo dicho y hecho. Se admiten apuestas..., y no me seáis cabrones. Jodercopón.

26 de abril de 2011

Rarunos sí, gracias.


Cuando escuchamos esa manida frase de "Tengo imán para los raros", uno siempre piensa que la gente exagera un poco..., pero en mi vida esa frase cobra algo de sentido. En serio lo digo.

Partiendo de la base de que yo me considero algo "rarito", al menos sé lo que quiero. No fue el caso del pelirojo americano que tras pasar un mes feliz y contento, descubriendo cosas nuevas conmigo y experimentando sensaciones que siempre había querido (le dediqué algun post que otro), llegó un momento que desapareció de la faz de la tierra por miedo a enamorarse. Hurra por ti, querido cobarde. Hurra porque nunca te propuse matrimonio, porque te montaste una película americana en la cabeza, pero de las malas, porque te perdiste la oportunidad de vivir algo para recordar cuando volvieras a tu país de reprimidos. Pero bueno, al menos pude comprobar que los pelirojos tienen el ojete tototalmente rosa.

Luego está ese que no besa en la boca ni mantiene relaciones anales ni casi de ningún tipo, que le tiene miedo extremo a las enfermedades de transmisión sexual y que queda con uno para ir a la playa a hacerse una paja, pero cada uno con la suya, claro... Chico, para eso te la haces en tu casa, ¿no? El caso es que, por lo menos, no cree que si se le mete arena por el culo corre riesgo de pillar sida o algo así. En fin, otro cobarde. En este caso un nipón cobarde. Un "nibarde".

Los españoles no se libran de la quema, claro. Como su caso, el de J., que desde pequeño ve fantasmas, siente espíritus y no puede dormir con la luz apagada porque sabe que un día vendrán a por él a quitarle esa luz especial que posee (lo intentaron ya en una ocasión). Que una vez chateando con la web cam puesta, la otra persona le preguntó si tenía novio porque vió a alguien pasar por detrás de él. Y empezaron a abrir y a cerrarse cajones. Historias de ese tipo tiene a miles... Y a mi me hace gracia (relativa gracia, claro), porque me imagino en la cama con él rodeado de espíritus y fantasmas. Una especie de orgía de otra dimensión. No sé, me da un poco de palo que un montón de gente muerte me vea comiéndole la polla, la verdad. Y sí, será el día que note una mano fría en mi culo cuando verdaderamente me asuste.

O me lo tomo a broma o apago y me voy. En serio que me voy.

20 de abril de 2011

¿Purificación? Los cojones.


A veces me lavo las manos con ese jabón que es parecido al que utilizan los cirujanos cuando van a operar y que contiene alcohol. El caso es que, poco después de utilizarlo, me invade la sensación de que jamás he tocado nada sucio. Mis manos quedan totalmente desinfectadas, suaves, casi de recién nacido... Y las miro con los ojos bien abiertos y me dan ganas de echar un trago de ese jabón para limpiar mi alma, para que no quede ni una mancha suelta por ahí dentro, para que la sensación de pureza me invada y se vaya expandiendo poco a poco por todos los rincones de mi vida.

Pero si lo pienso bien llego a otra conclusión totalmente diferente...., que las purificaciones sólo están hechas para las vírgenes y los exorcismo. Personalmente prefiero tener mis manchas oscuras, mis lados siniestros, mis fallos, mis agujeros mal remendados, mis goteras internas, mi chapapote y mis arenas movedizas. Todos ahí dentro, por si un día me da por limpiar y acondicionar el desastre. Pero hoy no. Hoy me apetece escuchar esta canción y bailar desnudo en mi habitación mientras señalo al sol con la punta de mi polla.



12 de abril de 2011

Erecciones terapeuticas.


Sé de buena tinta lo que es cruzarme con un ex con el que no has terminado bien y que se convierta en la mejor dieta del mundo. Instantáneamente notas como se te cierra el estómago, te pones recto, bien erguido y pasas de largo dejando las mejores huellas que tu dignidad te permite. Afortunadamente, y después de un rato, sientes como tu estómago vuelve a su sitio y tus pies vuelven a su ritmo normal.

También sé lo que es llegar a casa y no poder reprimir las ganas de masturbarme viendo las fotos porno que un día le hice y que uso de vez en cuando para disfrute personal. Mirándolas deseo follarle la cobardía con la que se comportó en su debido momento, y ansío correrme en su boca para que saboree una parte de mí ya que esa es la única manera de empatizar que conocerá nunca, sin embargo lo único que hago es ensuciar un cleanex y que el nudo vuelva a apresionarme por dentro.

Y esa misma tarde me voy a que me den un masaje, el primero de mi vida. Y me quedo en calzoncillos, me tumbo, y me soba el cuerpo una chica que no conozco, que no para de limpiarse la nariz y de decirme que no tengo callos, pero sí los tobillos débiles y una contractura en el cuello. Y mientras habla y me toca pienso cómo debe ser estar todo el día masajeando cuerpos ajenos que, verdaderamente no te apetece tocar. Y vuelvo a casa en metro, con el cuerpo empapado en aceites esenciales. Y me voy resbalando cuando intento agarrarme a la barra del vagón y me doy cuenta que es igual que cuando intentas alcanzar el equilibrio, que se te escurre. Es lo mismo, sólo que ahora huelo a esencias terapeuticas y tengo la polla tiesa pensando en ese impresentable de ojos rasgados.

1 de abril de 2011

¿Listos para disparar en el medio del cerebelo?


Casualidades de la vida mi amigo R. se folló hace un tiempo a mi profesor de Pilates, S. Ya todos sabemos que el mundo gay es muy pequeño, tanto que asusta, tanto que, a veces, me deja las pelotas del tamaño de huesos de aceituna apostados en un inmenso plato blanco llamando mundo. Pues el caso es que cuando le dije a mi amigo que, a parte de flexible, el profesor era muy majo, me miró con cara de asombro y me pregunto: "¿En serio es simpático?"... O sea, seguramente se verían los ojetes en primer plano, bien abiertos como donuts de chocolate, las venas de la polla frente a la cara, palpitando en la punta de sus narices, y, sin embargo, no sabía si S. era simpático o no... ¿No es triste? Me resulta chocante, me asusta mucho. De nuevo me deja las pelotas del tamaño de cuentas de rosario.

Y, mientras, me dejo querer por alguien que sé que con él no voy ni a la esquina del metro. Siempre con las cosas habladas, siempre con las cartas en la mesa, siempre con los calzoncillos manchados de líquido preseminal y siempre dispuesto a que me cubra con sus alas mientras duermo porque volar, lo que es volar, no me hace.

Y se me clavan las ganas de clavarle la polla hasta el cerebelo y, así, poder contarle cosas con el agujero de mi uretra. Se convertiría en una especie de boca susurrante y le diría todo aquello que se me ocurriera en ese momento. Seguramente producto de mi excitación, seguramente producto de mi imaginación. Seguramente todo producto de mi taquígrafa de turno; la soledad.


18 de marzo de 2011

Huevos duros.



Me jode sentirme atraído por esas personas que representan para mí una raíz cuadrada por la que tengo que devanarme los sesos, sudar y esforzarme por entenderlas. Me jode, sobre todo, por no poder disfrutar o enamorarme de aquellos que son "2+2=4" que, seguro, me van a hacer la vida más fácil con su liviandad. Como él, que me ha pedido como regalo de cumple que me ponga una pajarita y unos calzoncillos. Sólo eso... ¡Hecho!

El caso es que uno, a veces, desea ser uno de esos teléfonos móviles táctiles de última generación... Sí, verás, arrastra el dedo por la pantalla, deslízalo por mi espalda en busca del mensaje perfecto y envíalo. De paso activa el GPS porque nunca sabrás llegar dentro de mí. Porque los GPS no están hechos para mis laberintos. Si no te pierdes tú me perderé yo y nunca -n u n c a- nos encontraremos.

Y así ando. Hecho un huevo duro.

23 de febrero de 2011

18 de febrero de 2011

Soplando errores.


Me gusta su voz, me la follaría durante horas. Sin embargo no la utiliza para decir lo que quiero escuchar. Y el caso es que, si lo pienso bien, sería un error que lo dijera, pero últimamente mi dieta consta de un suculento menú de errores al ajillo..., que ni lavándome los dientes luego se me va ese regusto asqueroso que dejan los errores en la boca.

Y sería genial hacerme pequeñito para insertarme en sus pulmones con un mini fuelle y, así, poder insuflar aire y hacer que suba por su aparato fonador y diga lo que, finalmente, quiero escuchar... Fiu, fiu... Te necesito... Fiu, fiu... Te echo de menos.

Pero no es posible... Es más, sería una mentira. Una mentira más grande que mi culo. Lo dejaré estar. Lo dejaré morir. Luego iré al congelador de los recuerdos y lo meteré allí. A ver si hago sitio.


4 de febrero de 2011

Componiendo en tu epidermis.


¿Has probado a tocarle la cara a alguien y acariciársela de la misma manera que tocarías una melodía en un piano? Los toques son aleatorios, pero las sensaciones no. Destapas el piano y destapas también la caja de lo olvidado. Sabes que la otra persona escucha la misma melodía que tú, o, al menos, eso esperas... Hay gente que tiene muy mal oído.

Y deslizas tus dedos tocando un do en su mejilla, buscas un fa para hacer música en su frente, pones un sol en su nariz para que haga equilibrios allí y escondes un re en la comisuras de sus labios para buscarlo más tarde... Intentas componer aquello que quieres escuchar y, en ese mismo instante, funciona. Realmente suena bien.

¿Melodía verdadera o playback del autoengaño?

24 de enero de 2011

Sexcúbreme.


Se dedicó a mirar mi polla durante un buen rato, casi como si estuviese viendo el final de su serie favorita, como si intentara leer el futuro mirando dentro de mi uretra, como deseando que se convirtiera en el sex(t)o apéndice de su mano. La tenía frente a la cara, cogida con la mano derecha, sus diminutos ojos azules clavados en ella, sus deseos hormigueándole la lengua.

Hacía tiempo que nadie me descubría ni me investigaba como lo hizo él. Peinó mi piel con el rastrillo de su curiosidad en forma de dedos. Escrutó cada uno de mis rincones como el buscador de oro que va a la caza del tesoro. Me llevó al orgasmo dos veces y luego me devolvió a la realidad para que no me perdiera.

Aún ando pensando cual es la verdadera realidad. Qué es lo que hay detrás de todo. Si esos momentos forman parte de lo real o solamente son trozos de mentiras disfrazadas. Y no llego a conclusión alguna.

Quizá la próxima vez lo descubra... Si es que la hay.


13 de enero de 2011

Hoy..., que no es poco.


Hay veces que la marejadilla de mi cama no me deja descansar demasiado bien. No es bueno sentirse a la deriva en el mar de tus propios sueños...

No, no estoy en una época mala de mi vida. Ultimamente me siento bastante siento tranquilo, con ganas de disfrutar de las pequeñas cosas que me ofrece la vida... Es algo así como cuando vas a un supermercado y una azafata con una bandeja te da algo para que lo pruebes. Lo cojes, le das un bocado y lo saboreas. Pues así. Quiero saborearlo todo aunque sea pequeñito.

Voy por la calle agarrando de cada brazo a los corchetes del paréntesis dónde vivo ahora mismo. No quiero que nada ni nadie los sobrepase. Quizá me pierda gente y cosas, pero no me apetece despejar ecuaciones mentales de nadie. Quizá a mi calculadora solar se le ha acabado el sol..., quizá el sol lo llevo ahora por dentro y lo apago y lo enciendo cuando a mí me dé la gana.

Y me como las ganas junto con un bocadillo de atún con pimientos... Porque tengo ganas, señores, pero las engullo después de tomarme el omeprazol del autoconvencimiento para que no me siente mal.

¿Vomitar? No. Hoy más que nunca quiero quedarme con todo dentro... Ya llegará el momento de sacarlo. Ya llegará el momento de que mi cama sea mi propio salvavidas.