20 de noviembre de 2011

Masajeando miedos ajenos.


Le masajeé su pie cristiano mientras que con el otro me tocaba la polla rítimicamente y me decía "Ay, perdona, pero es que me haces cosquillas y no puedo evitar moverlo", intentando autoconvencerse de que eso no era lo que verdaderamente era.

Mis manos recorrieron su cuerpo de hetero curioso desde la espalda hasta los pies. "Bueno, si te molesta me puedes quitar la toalla", me dijo tan inocentemente como el movimiento de mi mano apartando aquel trozo de trapo que me resguardaba de lo más íntimo de su cuerpo.

Quiso disfrazar aquello como un masaje terapeutico con ciertas variantes para que su conciencia luego no le gritara de camino a su colegio mayor, y yo simplemente le seguí el juego como quien sigue una hormiga para descubrir su puto escondrijo.

"Si me relajo tanto que me duermo avísame, ¿vale?"... Y no sé él, pero su polla no se durmió en ningún momento. Quizá se durmieron sus miedos, sus prejuicios, sus barreras... Quizá los derribé de su piel a golpe de aceite corporal y los hice resbalar muy lejos de allí.

"¿Tienes un cigarro para dejarme?"... Sí, claro que tengo. Llévatelo. Llévatelo y con él llévate tu bucle a cuestas. Quizá se resbale después del masaje, pero lo dudo, irá contigo allá donde quiera que vayas.

Y al final lo único que me quedaron fueron las manos pringosas de morbo y un chorro de su esperma en mi almohada. No sabía a cual de los dos mirar, así que fui yo el que resbalé hacia mi cama, como si yo fuera una mano y mi colchón una espalda, queriendo hundirme y colarme dentro. Muy dentro.

3 comentarios:

Merlín Púrpura dijo...

Hola:

¡Qué hermosa manera de contar esta situación!

Yo he vivido lo que relatas mas de una vez, y siempre me he sentido confuso por no comprender lo que el "curioso" quiere conocer (¿o será esconder?).

Insisto, lo cuentas con belleza poética... Yo de mayor (o ya -si pudiese ser-) quiero tener su talento y sensibilidad.

Abrazos mágicos y púrpuras

Toshiaki dijo...

Muchas gracias, Merlín!! Yo es la primera vez que me encuentro con un curioso y, cómo bien dices, no entiendo muy bien qué quiere encontrar, pero el caso es que da morbo, a que sí? jaja

Gracias, porque aunque sean situaciones eróticas, morbosas u oscuras..., siempre, siempre me gusta revestirlas con esa poesía. No sé, me sale así.

Repito de nuevo, muchas gracias por tus palabras :)

Un abrazo!!

Anónimo dijo...

¡¡Viva el morbo!! (y las caídas de toallas)