18 de junio de 2008

En algún semáforo de alguna esquina.


Uno, dos, tres, cuatro

Absorto y al lado de un semáforo Alfredo contaba cada uno de los pasos de cebra que le separaban de la otra acera y, de paso, fue enumerando los fracasos sentimentales que había tenido en lo que llevaba de año… Estaba mal, lo sabía, pero era lo que solía hacer cuando se aburría. Y así, de repente y de manera casi fantasmal, un chico con chaqueta pasada de moda y que paseaba a un perro de pelo desgreñado se paró a su derecha como si siempre hubiera estado allí.

Paró de contar en seco y miró a sus nuevos vecinos de semáforo saludando educadamente con la cabeza. Pensó que el gesto había quedado como si tuviera un leve tirón en el cuello, pero era más de lo que hubiera hecho si en vez del atractivo chico con mal gusto a la hora de elegir chaquetas hubiera sido una señora de permanente bufada y caniche altanero.

¿Por cuál iba…, era el tres?

Alfredo quería continuar pero aquel perro despeinado empezó a husmearle la pierna de una manera que parecía como si le estuviera juzgando por oler de la manera que siempre olía. Notó, incluso, cómo lo miraba de manera reprobatoria desde abajo mientras le recorría el zapato con el hocico.

-Qué mono –dijo irónicamente- ¿Cómo se llama?

- Su nombre es “Buscopasivo”.

-Ah…, vaya…

No se le ocurrió otra cosa que decir, así que miró al frente y siguió contando “tres, cuatro, cinco…”. Sin embargo el chico de la chaqueta no se movió ni le quitó ojo de encima. Esperaba una respuesta, una señal.

-… Seis… ¿O sea que se llama así por alguna razón en especial?

-Sí, bueno… –respondió algo confundido-. Es un perro muy juguetón y necesita desfogarse muy a menudo. Busca compañero.

-¿Y a poder ser pasivo, no?

-Claro, a poder ser.

-¿Y a ti te gusta que te pisen? –preguntó Alfredo a bocajarro.

-Hombre pues…, el rollo fetichista no me va demasiado. ¿A ti sí? Todo es ponerse, qué quieres que te diga. Podría probarlo.

-No, si yo lo digo porque te vas a convertir en un paso de cebra más para mí. Está claro.

-… No pillo eso del paso de cebra, tío. Sólo sé que estás buenísimo y tengo la polla tiesa y ardiendo. ¿Te hace o no? -dijo tocándose el paquete.

-Me hace… Me hace daño, pero prefiero eso a que mi vida sea un semáforo en ámbar constante.

-Eres raro, muy raro, pero del polvo que te voy a echar te vas a olvidar hasta de cómo eres.

-Ojala… Ojala sea verdad eso que dices.


14 de junio de 2008

Un chupito de porno lírico.



Viajar por la espesura de su semen..., eso es lo que deseo hacer.

Le veo sentado en el metro, detrás de los arbustos, esperando en un semáforo, comprando un paquete de azúcar, paseando, rondando por el filo de mi fantasía como quien espera el turno para pasar.

Claro que sí, pasa dentro, pasa muy dentro y quédate ahí. No te salgas nunca, quiero sentirme lleno de ti y, a la misma vez, navegar por las olas de tu semen hasta ahogarme en él y que me tengas que hacer el boca a boca para devolverme la vida que me quitas cada vez que irrumpes en mi cabeza y en mi culo.

Quiero pegarle un trago al mar que te sale por la polla, salado e hipnótico. Lánzame los salvavidas..., los tienes ahí, quiero agarrarme a ellos y no soltarme, quiero saber qué se siente cuando mi boca y tus huevos son uno.

Pasa por delante de mí sin saber qué pienso de ti... Pasa por delante y sigue tu camino pero, por favor, deja tu huella en mi cabeza y abrígame la cara con la pureza de tu semen, que yo lo relameré igual que relameré el recuerdo efímero en el que te convertirás cuando hayas desaparecido al doblar la esquina.


1 de junio de 2008

Acidez de domingo.



Vas y andas.

Vas y te caes.

Vas y te levantas.

Vas y no ves muy bien hacia dónde vas.

Te asomas al balcón y notas que tu espacio no está mordido por nadie ni por nada, sólo notas el humo que sale de tu garganta y que se te enrrosca entre las pestañas.

No es bueno comparar las relaciones..., y menos las relaciones que están en los primeros momentos dónde todo es fogosidad y hormonas alteradas.

Él no entiende que con el tiempo eso se diluye y ganas otras cosas. Otras cosas que no se tienen al principio. Otras cosas que pesan más que el sexo o la pasión..., al menos para mí.

Y no puedo hacerle entender. Y no puedo hacerle el amor como hace 6 años porque ahora le hago el amor de otra manera, como cada vez que le miro o me siento a su lado o le veo cocinar o le oigo cantar o me duermo en su hombro o en su lado de la cama cuando él no está. Así le hago el amor.

¿Es tan difícil de entender?