30 de noviembre de 2013

¿A qué huelen los modernos?



Yo no sé si quedo con tíos por mi propio beneficio o para contarlo por aquí. No lo tengo claro.

Después de mi escarceo con "la planta de electrodomésticos de El Corte Inglés" decidí darle una vuelta de tuerca al asunto y quedar con alguien que me hiciera reír de verdad, pero, como yo me temía, hacerte reir por whatsapp no es lo mismo que conseguirlo en vivo y en directo.

La verdad que, de primeras, quedar con un moderno de mierda me pareció una idea estupenda. No sé por qué la gente los odia tanto cuando a mí me parece que son de lo más inofensivo. Ellos no tienen la maldad acumulada en la montura de la gafapasta..., lo único que, a veces, les corre poca sangre por el cerebro, pero intuyo que es porque se les queda acumulada en las piernas por la talla mínima de los pantalones pitillo que se embuten. Aunque éste no fue el caso, la verdad.

¿Habéis conocido a alguien que en persona pierde la gracia por completo y te das cuenta de que, en realidad, es una princesita rancia y con moño japonés? Pues éste sí que fue el caso. Y es que hay algo que no soporto..., y es el esnobismo. Yo creo que con la humildad puedes ir a todas partes y siendo clasista sólo se te abrirán las puertas de determinados sitios.

Yo no sé si fue efecto de la cerveza o del sopor, pero cuando empezó a contarme que la colección de moda que estaba haciendo para su proyecto fin de curso estaba basada en "Poeta en Nueva York" de Lorca y que quería hacer un simil entre la decostrucción de la sociedad que narra el autor y la decostrucción del patronaje a través de crear chaquetas que no parecieran chaquetas, pues se me empezó a nublar la vista y comencé a pensar que, afortunadamente, podría morir atragantado gracias a las palomitas con curry que nos habían puesto junto a la cerveza. Pero no..., no fue así.

Debo decir que todo no fue malo ya que poder hablar con alguien que conoce el cine a Xavier Dolan es un placer.  Pero ya era demasiado tarde.

Y llego a la conclusión de que cada cita es un pequeño suicido..., un suicidio de los momentos, como reza este humilde y poco moderno blog.

21 de noviembre de 2013

Aspirando citas.



¿Qué es peor cuando quedas con un tío, que te hable de sus ex o que lo haga sobre aspiradoras? Yo no tengo clara la respuesta, pero ambas ponen los pelos de punta y, por supuesto, he vivido las dos situaciones.

Cuando vuelves a estar en el "mercado" te planteas varias cosas como, por ejemplo, retirarte espiritualmente al monasterio más lejano del archipiélago septentrional, hacerte una operación de extirpación de gónadas para colgarlas en el árbol de navidad, preguntarte qué has hecho mal y por qué el karma actúa tan vilmente contra tu persona o tomarte un tiempo para reequilibrarte y volver a la vida como si nada hubiese pasado. Yo suelo optar por esto último, pero no siempre lo consigo.

El hecho de quedar con alguien y que te hable de que se le ha roto la aspiradora y te enseñe fotos que ha hecho recientemente a unos modelos del corte inglés y que acorte tu cita (la segunda, por cierto) porque ha quedado con un amigo para que le lleve al media markt a comprarse urgentemente un puto aspirador hace, cuanto menos, que te quieras cagar en la raza masculina y luego taparla con arena como si fueras un gato. 

Te despides con un "Ya hablamos", pero en realidad piensas "Aspírate a ti mismo y desaparece de la faz de la tierra". Entonces llegas a casa, miras alrededor y empiezas a tener celos del frigorífico, el secador de pelo y hasta de la tostadora..., todos ellos se convierten en potenciales rivales y notas como se están riendo de ti a kilovatios de potencia. La lavadora abre su enorme boca en forma de ojete dado de sí y te dice "Eso te pasa por estrecho y por no acostarte con él a la primera de cambio". Y tiene razón ya que si vas lento porque vas lento y si vas rápido porque vas rápido. La gente pierde interés rápidamente si no hay carne y tú te das cuenta de que lo que pierdes es el tiempo.

Y por la noche, ya en mi cama, cierro los ojos e imagino al chaval teniendo sexo con su aspirador. Visualizo como mete su peluda polla de raiz por el reluciente tubo y le da al "on" mientras pone los ojos en blanco y yo lo único que quiero poner en blanco es la mente para no pensar en lo nefasto del panorama, entonces alargo la mano, palpo la pared, encuentro el enchufe y me desconecto.......