28 de abril de 2014

Descubriendo el siempre jamás.




Te llama la atención la nueva frase de whatsapp del chico con el que has descubierto que, quizá, te saboteas. La copias, la pegas y la pones en Google. Quieres saber a qué canción de mierda pertenece para aferrarte más al hecho de que un mal gusto musical puede ser algo determinante para ti..., sin embargo descubres que pertenece a su blog personal y que no puede ser más íntimo y que, encima, está bien escrito. A la misma vez descubres su apellido. Escribes su nombre y apellido en Google y aparece ante ti: twitter, facebook e instagram de esa persona en cuestión.

En menos de medio minuto tienes su presente y su pasado al alcance de tus ojos, y sientes miedo..., miedo de esto llamado internet y de si quieres ponerte a escarbar en algo que, quizá, no es de tu incumbencia. Sin embargo lo haces, entras a todas las páginas y te das cuenta de que es un chaval que busca un amor puro, tradicional, quizá ñoño, pero que se asemeja mucho a lo que tu buscabas cuando tenías 12 años menos y que ahora se ha adulterado gracias a las experiencias y a toda la mierda que has ido barriendo y que te ha dejado la escoba pelada. 

Y caes en la cuenta de que tu yo de ahora no es ese de antaño..., que ahora es un yo adulterado, un yo inyectado con el botox del no esperar nada de nadie, y te entristeces porque te preguntas si todo eso se puede recuperar de nuevo tal y como lo tiene de intacto este chico.

Y lees un tweet donde pone "Bla, bla bla..., y ahora apareces tú", y no sabes si se refiere a ti o una mosca que se le ha aparecido en la sopa, o quizá se refiere a tu yo de antes, el de hace años, y decides no seguir leyendo porque bajando de fecha descubres que hace poco ha tenido un fracaso amoroso o intuyes algo parecido. Y, entonces, notas el frío del bucle y no sabes si es es el tuyo o es el suyo.

¡¡Apágalo todo!!

Lo apago, pero sé perfectamente que todo está ahí, que puedo meterme en el mundo de una persona sin que ésta ni siquiera lo intuya y sin ningún esfuerzo. Y yo me pregunto, ¿es eso bueno o, por el contrario, es una puta mierda? No tengo la respuesta..., quizá la encuentre en Yahoo preguntas, pero creo que me voy a estar quitecito, ¿no?


22 de abril de 2014

Sabotaje



Sabotaje: oposición u obstrucción disimulada.

Hoy me he dado cuenta que me saboteo a mí mismo, como quien mete un gol en su propia portería o hiere de un balazo a un compañero de guerra.

Bajo la premisa de que ahora mismo no quiero nada serio con nadie me enfrento a "elegir mi propia aventura" con el feaciente pensamiento de que vestir un poco de levedad durante una etapa no es nada malo siempre que, obviamente, no se convierta en algo crónico. Yo creo que actúo en consecuencia, pero me doy cuenta de que no.

Decides quedar con alguien después de que los guionistas de la vida te manden a la página 39 y te encuentras con lo que, más o menos, esperas, es decir, un chico majo, educado, normal, guapete, correcto, con su trabajo y extrovertido pero, al poco tiempo (y como siempre), empiezas a coleccionar fallos tales como: odia los animales o le gusta la música comercial española tipo Alejandro Sanz o Amaral. Y, de repente te entra la bajona porque yo adoro los animales y detesto la música comercial española con la fuerza de mil ciclones... Argh.

Entonces te despides con la promesa de volver a veros (lo cual se hará realidad, estoy seguro) y mientras caminas piensas que por qué coño le das tanta importancia a esos fallos si, en realidad, no buscas algo con futuro porque ahora mismo no te apetece complicarte la vida. ¿Es eso sabotaje sentimental?, ¿es que en el fondo sí que busco complicarme la vida y no busco levedad sino el peso de una relación futurible y seria?, ¿qué más da si no quiere acariciar un perro si con que te acaricie las pelotas es suficiente? Pues está visto que no.

Y te das cuenta de que los jugadores no saben a qué portería apuntar..., se dedican a mirar al entrenador (que soy yo) desconcertados y en busca de instrucciones o de una jugada maestra que no existe.

¿A qué página tengo que ir ahora?

16 de abril de 2014

Elige tu propia aventura.


¿Habéis leído alguna vez esos libritos rojos de "Elige tu propia aventura" cuándo eráis pequeños? Yo sí, decenas de ellos. Me entusiasmaba saber qué iba a ser de mí si elegía hacer una cosa u otra. A decir verdad, no recuerdo qué criterio seguía, si el del impulso o el del razonamiento, pero imagino que poco importa ya que estamos hablando de libros para niños... Ahora es diferente.

Pasa a la página 58 si quieres quedar con el médico de 26 años que sospechas que no es médico sino residente de oncología guapo a rabiar pero demasiado políticamente correcto. Pasa a la 28 si quieres pasar un rato con el estudiante de trabajo social que toca el saxofón y dibuja bucles en la arena porque es su símbolo favorito. Pasa a la 33 si verdaderamente quieres conocer a técnico forestal que no tiene amigos porque exije mucho de ellos, los asusta y luego los critica siendo que el problema es básicamente suyo. Pasa a la 64 si quieres quedar con el camarero del Foster que quiere que adereces su ensalada césar con un poco de salsa salida de tu polla.

Ahora ya no abres libros para elegir tu propia aventura, basta con bajarte un programita al móvil que consiste en perfiles con fotos de personas dónde puedes elegir tu propia aventura a golpe de click. Tan fácil como eso y tan desolador a la vez.

¿Y cuál es el final? Ahí está la cosa, que no está escrito, pero siempre lo puedes intuir... La vida no tiene guionistas ni escritores que hagan un giro de tuerca, la vida es predecible..., tanto que antes de empezar ya sabes cómo acaba.

Pasa a la página 99 si de verdad quieres saber qué es lo que nos espera...