25 de mayo de 2008

No es tanto pedir... ¿O sí?


A veces la vida te arrastra como si fueras un diminuto grano de arena. Ingenuamente ves la ola venir (esa que piensas que está muy lejos, pero no, es un puto efecto óptico) y notas como te empuja del pecho hacia donde a ella le da la gana, como cuando de pequeño juegas a la gallinita ciega y te ponen una venda en los ojos y te mueves como perdido, dando bandazos.

Y por la calle alguien te pide fuego, te pregunta la hora y el nombre de una calle a lo que respondes de mala gana. Y luego lo ves que se aleja todo decidido y saca un mechero del bolsillo para encender un cigarro y seguro que cagarse en tus muertos. Y piensas que eso nunca te pasará con el chico de pantalones de chandal del metro. Él nunca te pediría fuego, él lo tiene ya de por si en la parte trasera.

Y te percatas de que tu vida está engullendo tus momentos como si fuera una tenia dentro del estómago de alguien..., sin que te des cuenta, sibilina y vorazmente. ¿Cómo puede ser eso?

Quiero unas tijeras para quitarme la venda de una vez. También quiero un cuchillo para clavárselo a la tenia entre los ojos y que me deje en paz y, así, poder saborear los momentos que me quedan y luego eructárselos al hombre del mechero en la cara.



9 de mayo de 2008

Dentro de un pez y deseo como anzuelo.


Las mechas del chico que se sienta delante de mí en el metro me hipnotizan y me horrorizan a la vez.

Fuera llueve y vamos todos como si estuviéramos dentro del estómago de una carpa. Somos tripas retorcidas.

Al chico ya lo conozco, he coincidido con él varias veces. Siempre va con chandal y tiene un culo como para perderse en él un rato y sacarse un bono para repetir una y otra vez. El caso es que de cara es normalucho y no tiene nada de estilo, pero cuando se da la vuelta para apearse me dan ganas de bajarme en esa parada que no es la mía y seguirle por el simple movimiento que hacen sus nalgas al andar.

Sin embargo de paquete decepciona..., y mucho. Siempre va con su novia, una chica diminuta y enjuta, supongo que a juego con la polla de su novio, y se van juntos y yo los miro..., bueno a él.

Y cuando salen yo espero en el estómago de la carpa a que empiece un nuevo día de mierda.

No mola eso de empezar el dia saliendo del culo de un pez.

4 de mayo de 2008

10 deseos con uñas.


Ayer vi a uno de mis primeros ex después de siglos enteros sin saber de él. El caso es que noté que cuando me vió huyó. Supongo que fue a causa de la tónica que se genera cuando acabas de mal rollo con alguien, es algo así como que te vuelves invisible y etéreo a los ojos del otro..., o quizá es que estaba más calvo y gordo que hace 5 años y no quiso que lo viera. Quizá es que me odia. Yo qué sé.

Me apenó no poder acercarme y preguntarle "¿Qué tal te va la vida, Alberto?"... Cierto es que se portó conmigo como un auténtico gilipollas, pero eso fue hace mucho... Siempre he tenido la espinita clavada de follármelo hasta los ojos. No se dio la oportunidad, pero me sacaría la espinita de la bragueta y se la clavaría a él.

A veces me doy cuenta de que somos deseos andantes. Y no, señores, no son los pies lo que nos hacen andar sino los deseos que logran camuflarse y disfrazarse de dedos... Ellos son los responsable de que vayamos avanzando poco a poco. Paso a paso.

¿No os queman los dedos de los pies?, ¿no os arden los deseos?, ¿no pensáis nunca que podéis dar un paso en falso por culpa de los deseos?. Y lo peor es que ahora en verano suelen ir más al aire y cuando miro hacia abajo los veo ahí..., recordándome deseos insatisfechos por lo bajini.

Qué pena y qué alegría que sólo podamos tener diez.

Paradójico.