28 de noviembre de 2009

Un chupito de porno lírico II.



Se me abren las carnes cada vez que te veo e, irremediablemente, observo como los deseos salen disparados a través de mi piel hacia dónde estás tendido... Se me abren las ganas de hurgarte con la lengua y, de esa manera, hacer rafting por el surco de tu espalda. Poco a poco bajar en tirolina hasta la cueva de tu culo y recrearme haciendo espeleología por esas montañas musgosas que siempre añoré. Podría encender mi linterna y encontrar el camino hacia tu interior, sin equivocarme, sin equivocarte.

Date la vuelta y déjame escalar tu pene. Hagamos chin-chin con la punta de nuestras soledades y bebamos de ellas hasta atragantarnos. Deja que corone la cima lentamente con la bandera de mi boca y celebrémoslo, finalmente, con una copa de espuma de champagne al más puro estilo Hollywood.

Una vez terminado todo déjame insertarme dentro de ti de nuevo y, después, cierra la cremallera en forma de cicatriz que te he dejado para no dejarme salir nunca de ahí... Nunca.

24 de noviembre de 2009

Laberintitis.

Estoy harto de pensar y no actuar. Harto de no saber lo que quiero, de agobiarme a mí mismo porque si no sabes lo que quieres dificilmente puedes actuar..., todo un bucle en alto grado de congelación. También estoy harto de bucles, de rabos de cerdo, de estar negativo, porque no quiero ser alguien negativo, sino alguien que brille, aunque sea en plan destello leve, chispazo fatuo o llama etérea, ¡me da igual! Y estoy harto de tener mocos y que se me peguen en las paredes de la nariz y que luego, una vez secos, me haga daño al arrancármelos... Porque todo lo que se arranca duele, incluído el pasado.


18 de noviembre de 2009

Cola de cerdo.



Y me dedico a jugar a las canicas con los puntos suspensivos de mi vida mientras con la otra mano le echo un pulso a los fantasmas que me rozan la espalda con sus roidas sábanas amarillentas, notando como las venas de los brazos se me tensan tanto que podría tocar música con ellas.

Y en el facebook veo que el último "tuberculillo" con el que estuve tiene una foto con un chico muy parecida a una que tiene conmigo, de la misma manera, con camisetas negras, mirando a la cámara, medio sonriendo. Y pienso que la historia se repite, que seguramente hará alarde de esa persona en todas sus redes sociales como hizo conmigo, que cometerá los mismos errores y, visceralmente, me siento mal. Me invade la sensación de que vivimos en un bucle, en una eterna cola de cerdo. Tensando y destensando, en puro equilibrio.

Y no me gusta el rabo ni el morro de cerdo, y tampoco me gusta tener el miedo que tengo a las personas, y menos aún darme cuenta de que todos a mi alrededor se mueven, se relacionan, interactúan, y yo no..., yo me limito a balancearme en la puta cola de cerdo intentando no caerme dentro del bucle, intentando escribir un guión diferente para que no se repita todo una y otra vez.

Todo se mueve. Todos se mueven. En espiral, no sé si de autodestrucción o de autoengaño, pero todos se mueven por la cola de cerdo buscando, finalmente, el culo de su felicidad.

6 de noviembre de 2009

Pesa.


Hoy me pesan los párpados de tantos pensamientos que tengo colgados en las pestañas. Hoy me quiero quedar acurrucado hasta que las rodillas se me junten con la frente y que la rótula (que me han dicho que es el hueso más inteligente que tenemos) le pueda decir a mi cerebro "Ya está bien, ¿no?".

Vivimos en un Haloween continuo y sempiterno. Gente con máscaras, disfrazados de lo que no son, gente fea (por dentro), gente extraña que te asusta... 365 días de Halloween perpetuo.

-¿Truco o trato?
-Trato.
-Pues bájate los pantalones.
-Pues casi que prefiero truco.
-Entonces déjame bajártelos a mí.

Hoy me pesa la bombona de oxígeno de la que todos respiramos a hurtadillas, cuando nadie nos ve. Y no precisamente porque esté llena, sino por todo lo contrario. Está vacía, la llevo a cuestas y no sé por qué. No hay oásis. No lo diviso. Sólo veo antifaces, máscaras y complementos falsos.

Hoy caigo en la cuenta de que, quizá, lo que verdaderamente me pese sea el disfraz que llevo puesto de caballero con armadura y escudo a juego... A juego con el juego de la vida, claro. Puede que sea eso. ¿Truco o trato, vida?



2 de noviembre de 2009

Dejándome llevar... ¿A dónde? Ni idea.



A veces me da palo contar cosas por estos lares, pero luego caigo en la cuenta de que nadie me conoce, así que...

Esta mañana ha sido mala, sobre todo porque 10 minutos antes de llegar al curro me han llamado para decirme que no hacía falta que fuera. Un trabajo de mierda en el que en cualquier momento me pueden decir "Ya no vengas..., pero nunca más". Así que todo cabreado y de bajón me he ido al Consum a comprar agua, danones y un poco de dignidad.

Y allí me he encontrado a aquel chaval que años atrás se me avalanzó a la salida del metro para tirarme los trastos descaradamente con una excusa idiota. Por aquel tiempo yo tenía novio y pasé de él completamente, incluso cuando llegué a casa le conté a mi chico lo que había pasado en plan anécdota, y siempre que lo volvía a ver por la calle (era y es del barrio) ni lo saludaba para no darle pié a nada de nada (yo soy así). Y hoy me ha visto y ha venido a mí cual ave rapaz para preguntarme si yo era aquel chico de murcia que vivía con el novio. Obviamente yo era y soy ese chico de murcia, pero actualmente sin novio... Reacción inmediata de ojos abiertos, móvil en mano, y palabras "¿Quedamos dentro de un rato?" saliendo a borbotones de su boca... Y lo más fuerte es que yo he asentido a todo, dejándome llevar por el frescor de la sección de congelados.

Luego me he visto hablando con él, dando un paseo y poco más tarde charlando en las escaleras de la azotea de su piso, antes de que se avalanzara sobre mí cual ave que da de comer a sus polluelos en plena boca, y yo dejándome llevar (y alimentar...) Los detalles de luego mejor me los guardo, (aunque no, no ha habido consumación) pero he llegado a casa con la sensación de "¿Qué coño ha pasado?". Y me pongo nervioso porque cuando no controlo las situaciones y se salen de mis esquemas yo me salgo también..., aunque para salido él, claro está.

Y no me siento especialmente bien por haber hecho lo poco que he hecho, pero tampoco mal. Simplemente me pregunto si me gustaría volver a repetir de nuevo (esta vez sin escalones de por medio), explorar ese mundo "follamistero" y dejar de pasearme por los jardines del palacio victoriano por los que suelo pasear derramando lágrimas por amores pasados o por futuros que nunca llegarán. No sé. Creo que el Frenadol aquel me dejó sin capacidad de decisión..., o quizá haya sido la decepción, que en sobredosis nunca es buena, y me confunde, y me ciega, y me hace hacer tonterías como la de hoy. O simplemente es que soy como soy y no le tengo que dar más vueltas... No merece la pena.