Cuando escuchamos esa manida frase de "Tengo imán para los raros", uno siempre piensa que la gente exagera un poco..., pero en mi vida esa frase cobra algo de sentido. En serio lo digo.
Partiendo de la base de que yo me considero algo "rarito", al menos sé lo que quiero. No fue el caso del pelirojo americano que tras pasar un mes feliz y contento, descubriendo cosas nuevas conmigo y experimentando sensaciones que siempre había querido (le dediqué algun post que otro), llegó un momento que desapareció de la faz de la tierra por miedo a enamorarse. Hurra por ti, querido cobarde. Hurra porque nunca te propuse matrimonio, porque te montaste una película americana en la cabeza, pero de las malas, porque te perdiste la oportunidad de vivir algo para recordar cuando volvieras a tu país de reprimidos. Pero bueno, al menos pude comprobar que los pelirojos tienen el ojete tototalmente rosa.
Luego está ese que no besa en la boca ni mantiene relaciones anales ni casi de ningún tipo, que le tiene miedo extremo a las enfermedades de transmisión sexual y que queda con uno para ir a la playa a hacerse una paja, pero cada uno con la suya, claro... Chico, para eso te la haces en tu casa, ¿no? El caso es que, por lo menos, no cree que si se le mete arena por el culo corre riesgo de pillar sida o algo así. En fin, otro cobarde. En este caso un nipón cobarde. Un "nibarde".
Los españoles no se libran de la quema, claro. Como su caso, el de J., que desde pequeño ve fantasmas, siente espíritus y no puede dormir con la luz apagada porque sabe que un día vendrán a por él a quitarle esa luz especial que posee (lo intentaron ya en una ocasión). Que una vez chateando con la web cam puesta, la otra persona le preguntó si tenía novio porque vió a alguien pasar por detrás de él. Y empezaron a abrir y a cerrarse cajones. Historias de ese tipo tiene a miles... Y a mi me hace gracia (relativa gracia, claro), porque me imagino en la cama con él rodeado de espíritus y fantasmas. Una especie de orgía de otra dimensión. No sé, me da un poco de palo que un montón de gente muerte me vea comiéndole la polla, la verdad. Y sí, será el día que note una mano fría en mi culo cuando verdaderamente me asuste.
O me lo tomo a broma o apago y me voy. En serio que me voy.
Partiendo de la base de que yo me considero algo "rarito", al menos sé lo que quiero. No fue el caso del pelirojo americano que tras pasar un mes feliz y contento, descubriendo cosas nuevas conmigo y experimentando sensaciones que siempre había querido (le dediqué algun post que otro), llegó un momento que desapareció de la faz de la tierra por miedo a enamorarse. Hurra por ti, querido cobarde. Hurra porque nunca te propuse matrimonio, porque te montaste una película americana en la cabeza, pero de las malas, porque te perdiste la oportunidad de vivir algo para recordar cuando volvieras a tu país de reprimidos. Pero bueno, al menos pude comprobar que los pelirojos tienen el ojete tototalmente rosa.
Luego está ese que no besa en la boca ni mantiene relaciones anales ni casi de ningún tipo, que le tiene miedo extremo a las enfermedades de transmisión sexual y que queda con uno para ir a la playa a hacerse una paja, pero cada uno con la suya, claro... Chico, para eso te la haces en tu casa, ¿no? El caso es que, por lo menos, no cree que si se le mete arena por el culo corre riesgo de pillar sida o algo así. En fin, otro cobarde. En este caso un nipón cobarde. Un "nibarde".
Los españoles no se libran de la quema, claro. Como su caso, el de J., que desde pequeño ve fantasmas, siente espíritus y no puede dormir con la luz apagada porque sabe que un día vendrán a por él a quitarle esa luz especial que posee (lo intentaron ya en una ocasión). Que una vez chateando con la web cam puesta, la otra persona le preguntó si tenía novio porque vió a alguien pasar por detrás de él. Y empezaron a abrir y a cerrarse cajones. Historias de ese tipo tiene a miles... Y a mi me hace gracia (relativa gracia, claro), porque me imagino en la cama con él rodeado de espíritus y fantasmas. Una especie de orgía de otra dimensión. No sé, me da un poco de palo que un montón de gente muerte me vea comiéndole la polla, la verdad. Y sí, será el día que note una mano fría en mi culo cuando verdaderamente me asuste.
O me lo tomo a broma o apago y me voy. En serio que me voy.
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