1 de marzo de 2012

Orificios nasales que hablan.



Me siento delante de la taza de café y le doy vueltas, más vueltas y, con ritmo acompasado, miles de vueltas más. Me doy cuenta de que siempre desayuno lo mismo, bucles de cafeína que no dejan, ni siquiera, posos en el fondo de la taza. El bucle lo engulle todo. No te deja ni los sueños, ni el puto futuro para poder leerlo. Él es así.
Me visto rápidamente sin darle mucha importancia a lo que me pongo, cierro la puerta y me encamino hacia el ascensor. Me meto dentro y huelo a otra persona, seguramente algún vecino que habrá madrugado tanto como yo. Olisqueo y frunzo el ceño. No me gusta que el olor de alguien (su esencia, al fin y al cabo) me invada, se meta dentro de mí e investigue mis recovecos, a no ser que sea por el culo y, por supuesto, con mi propio consentimiento, así que aguanto la respiración hasta que llego abajo del todo.
Ya en el autobús una señora se sienta a mi lado. Me doy cuenta de que huele a asfalto. Quizá algunas personas son carreteras y ella puede que sea una. Su olor me dice que quiere ser explorada, recorrida de principio a fin, conducida a buen puerto o, quizá, al huerto. No sé si tendrá baches o socavones emocionales, pero su olor pide a gritos que alguien pague peaje para continuar acelerando hasta quién sabe dónde. Está claro, algunas personas huelen a carretera, pero son carreteras finitas..., cosa que, al fin y al cabo, no sirve para nada. Es pura incongruencia.
Me bajo. Me miro en un escaparate y, a parte de un corte de pelo, creo que necesito una carretera infinita, una mascarilla antiolores y una canción estúpida para tararear el estribillo y no pensar tanto.

3 comentarios:

De incóñito dijo...

Toshiaki, tío, me haces cosquillas por dentro. :)

Toshiaki dijo...

Mientras que sean cosquillas y no dolores de barriga :)

Oye, una pregunta que si no quieres no contestes, eres de Valencia, verdad?

Muchas gracias de nuevo por leerme, de incóñito!

De incóñito dijo...

Te escribo desde la Comunidad valenciana, pero de mucho más abajo de Valencia.

Un placer leerte; no es solo por el estilo que tienes, también por lo mucho que transmites.