24 de septiembre de 2014

Uretritis en el corazón.


"No puedo hablar ahora, están arreglando mi ordenador. Que tengas un buen día."
"Gracias, espero que lo arreglen pronto."

Espero que lo arreglen pronto, sí, porque lo que es lo nuestro no lo arregla ni McGyver, tenía que haberle dicho vía whatsapp.

Recuerdo que nuestro primer baile fue la alarma de su móvil sonando temprano por la mañana. Nos abrazamos y empezamos a bailar a ritmo de esa melodía medio hawaiana que invitaba a mover nuestras caderas y nuestra somnolencia al mismo tiempo. Sin embargo, poco después, todo se fue convirtiendo en un baile arrítmico y descontrolado donde cada uno se marcaba una coreografía tan diferente y perecedera que incuso llegamos a parecer dos estrellas fugaces en cielos totalmente distintos.

Siempre supe que lo que rápido empieza rápido acaba pero, a veces, apetece poner un poco la quinta marcha y notar como se revolucionan tus tripas y como los latidos parpadean a golpe de intermitente y todo se convierte en un viaje tan emocionante y rápido que no te das cuenta de ese paisaje árido y amarillento que va pasando a tu alrededor.

Y de repente notas un bache tan grande que todo se para en seco y descubres que aquello no es más que una estafa emocional a manos de un estafador que, en el fondo, sabes que te quiere, pero no puede evitar ponerse los guantes blancos e ir a robar a bancos ajenos. Y te quitas la venda de los ojos, y piensas que lo único que te une a esa persona es una puta uretritis de tanto follar y que debes saltar en marcha de ese coche porque, aunque la caída duela, sabes que va a doler menos que cuando te estampes de morros contra la roca de tus propias expectativas.

Y entonces vas y saltas y no sabes si te duele más el golpe o el sentirte estafado, decepcionado, o engañado, y vas y te quedas en el asfalto, boca arriba y con los brazos en cruz, respirando profundamente mientras que la raya continua de la carretera te atraviesa de lado a lado y tú intentas no ahogarte porque te sientes como un pez sacado del agua y abandonado en medio del desierto.

Y de nuevo piensas que lo único que os une es una cochina uretritis, todo se ha reducido a eso. Ya no hay más. Amoxicilina tres veces al día durante diez días..., el mejor remedio para los estafadores emocionales. Curioso, ¿no?

2 comentarios:

Gacham dijo...

Y si te pones a la María Jiménez y a La Carrá durante el tratamiento, esté, acaba antes.

D:I: dijo...

La imagen en el asfalto, boca arriba y con los brazos en cruz me ha recordado a esas fotos de Izima Kaoru que tanto te gustan :)