4 de octubre de 2012

Yo, Saturno.

-¿Con qué sueñas, Divine? -le pregunto a mi gato mientras hacemos la siesta.
-Con ratones de atún. Voy detrás de ellos, persiguiéndolos... ¡Ñam! -me contesta.
-Pero no está bien comerte tus propios sueños.
 -Pues no lo hagas tú tampoco, papi.
-...

Pues sí, a veces somos como Saturno devorando a sus hijos, pero en vez de hijos devoramos sueños. De un bocado, sin ni siquiera saborearlos. Aunque sepan a levedad o, por el contrario, nos empachen hasta el dolor de barriga.

Mi amiga MD tiene cáncer. Está embarazada y, putadas de la vida, puede morir en el parto. Tener un hijo era lo que más ilusión le hacía en la vida. Se va a casar en Octubre y dice que no se nos ocurra tirarle arroz porque se le pueden colar los granos dentro de la peluca y luego cuesta mucho sacarlos y se cagará en nuestro padre... Eso es tener dos cojones, humor y ganas de desafiar a la vida.

Y eso deberíamos hacer más a menudo, desafiarla y no conformarnos con lo que nos pone de menú diario. A veces nuestra vida es de 7.5 euros, menú anti crisis. 

Y despuésde haberme bajado de aquel bote me subo en otro, pero esta vez más seguro de lo que hago. Un nuevo viaje del que ya me/os iré contando... Un nuevo crucero con paradas obligatorias en los mismos sitios porque, al fin y al cabo, esto sigue siendo un puto bucle.

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