7 de septiembre de 2008

Yo te bendigo en el nombre de Armani...


Tengo resaca de caviar. Es normal teniendo en cuenta que ayer fui a un bautizo de esos pijos celebrado en un resort para turismo residencial dónde los extranjeros pueden jugar al golf y vivir en medio de la nada con todas las comodidades y lujos habidos y por haber.

El caso es que no me gustan las celebraciones familiares multitudinarias, y no es que mi familia sea pija, todo lo contrario, los pijos son "los otros". Sólo hay que buscar el corrillo de "machos" bebiendo cubatas y hablando de futbol a gritos... Sí, esos que balbucean cosas ininteligibles con la cara roja son mis familiares.

Estuve hablando de cosas triviales y estúpidas con gente que hacía siglos que no veía y que tampoco tenía ganas de ver, aunque siempre hay alguna excepción por ahí suelta que te alegra encontrar y que tiene una sonrisa de las de verdad.

Y mi primo (el del bautizo) llora con un "O sea es que, ¡buaaaah!" muy sonoro mientras me doy cuenta que uno de los camareros me está mirando más de lo normal con esa mirada de "Sí, sé lo que eres", y entonces le devuelvo la mirada en plan "Yo también sé lo que eres tú, ¿qué te crees?", y así nos tiramos toda la comida, miradita tras miradita. El único contacto verbal que tuvimos fue cuando me preguntó "¿Quiere usted vino tinto, señor?", "Sí, en la punta de tu polla", estuve a punto de contestarle, pero simplemente le dije "No, gracias". Maldita sea.

Y nos pusieron un satay a la salsa de no sé qué y que, traducido, era pollo pinchao en un palo, y solomillo rodeado de panceta a la vinagreta con piñones, que resultó ser dos mini-medallones de carne que me dieron ganas de ponerme uno en cada ojo (que seguro que cabían), levantarme y decir "Bip, bip, me voy al mcdonald de mi planeta, ¿alguien se viene?"

Y al final de la jornada van y me encasquetan un centro de mesa para que lo baje, siendo que no hay nada más cutre que llevarse los centros de flores de las bodas. Ya en la calle me cruzo con un grupo de jovencitos extranjeros rubios, fibrados y buenorros y uno de ellos, mirando a las flores, me dice "Oh, ¿It´s for me?", a lo que le contesto "Yes, it´s for you", pero pasan de largo sonriendo de buen rollo mientras me quedo mirando una flor lila que está a punto de quebrarse y caer al suelo justo igual que mi santa paciencia.


7 comentarios:

Emilio Ruiz Mateo dijo...

Qué bien escribes, toshi. Da gusto leerte.

Toshiaki dijo...

Gracias, Fantástico. Se hace lo que se puede :)

Planetote dijo...

Vaya dia pasaste!!! Los bautizos de promos segundos, son lo que tienen.
Al final que paso con las flores, donde las recolocaste?

Pi dijo...

Ay, Toshi, es verdad, qué bien narras. Ese momento vino... ese ".Maldita sea"....
(cómo me gustan las cosas picaronas, jejeje)

Toshiaki dijo...

Planetote, el centro de flores no era para mí, era para la abuela de no sé quién, pero me lo endiñaron a mí!! Al menos me sirvió para confraternizar!

Pi, gracias a ti también... Qué sería de la vida sin esos momentos "verdes"?? jijiji A mí también me gustan, aunque mucho escribir y poco hacer. En fin!

Saludos!!!

Música dijo...

"se lo que eres"...lo que hay que aguantar padre, verdad?
la verdad que cuantas veces nos vemos inmersos en situaciones con las que tenemos poco que ver...o tal vez sí, y se repiten y no nos sentimos parte o la parte que pertenece de nosotros mismo no nos llevamos bien con ella...

Toshiaki dijo...

Música, constantemente, hija mía, constantemente :)