Sé de buena tinta lo que es cruzarme con un ex con el que no has terminado bien y que se convierta en la mejor dieta del mundo. Instantáneamente notas como se te cierra el estómago, te pones recto, bien erguido y pasas de largo dejando las mejores huellas que tu dignidad te permite. Afortunadamente, y después de un rato, sientes como tu estómago vuelve a su sitio y tus pies vuelven a su ritmo normal.
También sé lo que es llegar a casa y no poder reprimir las ganas de masturbarme viendo las fotos porno que un día le hice y que uso de vez en cuando para disfrute personal. Mirándolas deseo follarle la cobardía con la que se comportó en su debido momento, y ansío correrme en su boca para que saboree una parte de mí ya que esa es la única manera de empatizar que conocerá nunca, sin embargo lo único que hago es ensuciar un cleanex y que el nudo vuelva a apresionarme por dentro.
Y esa misma tarde me voy a que me den un masaje, el primero de mi vida. Y me quedo en calzoncillos, me tumbo, y me soba el cuerpo una chica que no conozco, que no para de limpiarse la nariz y de decirme que no tengo callos, pero sí los tobillos débiles y una contractura en el cuello. Y mientras habla y me toca pienso cómo debe ser estar todo el día masajeando cuerpos ajenos que, verdaderamente no te apetece tocar. Y vuelvo a casa en metro, con el cuerpo empapado en aceites esenciales. Y me voy resbalando cuando intento agarrarme a la barra del vagón y me doy cuenta que es igual que cuando intentas alcanzar el equilibrio, que se te escurre. Es lo mismo, sólo que ahora huelo a esencias terapeuticas y tengo la polla tiesa pensando en ese impresentable de ojos rasgados.
También sé lo que es llegar a casa y no poder reprimir las ganas de masturbarme viendo las fotos porno que un día le hice y que uso de vez en cuando para disfrute personal. Mirándolas deseo follarle la cobardía con la que se comportó en su debido momento, y ansío correrme en su boca para que saboree una parte de mí ya que esa es la única manera de empatizar que conocerá nunca, sin embargo lo único que hago es ensuciar un cleanex y que el nudo vuelva a apresionarme por dentro.
Y esa misma tarde me voy a que me den un masaje, el primero de mi vida. Y me quedo en calzoncillos, me tumbo, y me soba el cuerpo una chica que no conozco, que no para de limpiarse la nariz y de decirme que no tengo callos, pero sí los tobillos débiles y una contractura en el cuello. Y mientras habla y me toca pienso cómo debe ser estar todo el día masajeando cuerpos ajenos que, verdaderamente no te apetece tocar. Y vuelvo a casa en metro, con el cuerpo empapado en aceites esenciales. Y me voy resbalando cuando intento agarrarme a la barra del vagón y me doy cuenta que es igual que cuando intentas alcanzar el equilibrio, que se te escurre. Es lo mismo, sólo que ahora huelo a esencias terapeuticas y tengo la polla tiesa pensando en ese impresentable de ojos rasgados.
4 comentarios:
Pues de todo ese día quédate con el masaje y olvida los ojos rasgados.
Los olvidaré hasta que me los vuelva a cruzar por el barrio de nuevo. Que es demasiado pequeño como para no encontrarnos!! xD En fin! Me volveré a pajear y listo.
Pero no pienses en él. Yo acabo de descubrir al marido de la Pataki y tiene sus buenas pajas también.
No me van muchos los rubios de ese tipo, pero podría hacer una excepción con él, la verdad :P
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